Basta caminar un par de cuadras desde la estación de metrotren Cinco Pinos hacia la cordillera y encontrarse en un ambiente campestre, rodeado de nogales y caminos sin pavimentar; clásica postal de un San Bernardo semi rural.
El camino termina y se bifurca hacia nuevos barrios por calle Los Suspiros, en una especie de convivencia forzada e influenciada por industrias, producto de una deficiente planificación urbana.
En este contexto se levanta la Residencia de Adultos Mayores Rosita Renard del Hogar de Cristo que ofrece un verdadero oasis, alejado del bullicio céntrico, dedicado exclusivamente a entregar cuidados especiales, contención y dignidad a quienes más lo necesitan y se encuentran en la etapa final de sus vidas.
El Hogar funciona como un ELEAM o residencia de apoyo para personas mayores que, por motivos biológicos, psicológicos o sociales, requieren de un ambiente protegido y cuidados diferenciados para la mantención de su salud y funcionalidad.
Según el Servicio Nacional del Adulto Mayor, que también posee 19 establecimientos de larga estadía, a nivel nacional (dos se encuentran en la Región Metropolitana), las y los residentes “son personas mayores con dependencia moderada y severa, con alta vulnerabilidad social, cuyo promedio de edad de ingreso corresponde a 78 años y están en el 60% de las personas con más vulnerabilidad de la población, de acuerdo al Registro Social de Hogares y sin redes de apoyo efectivas, con enfermedades crónicas, tales como, hipertensión, diabetes, salud mental y alzheimer, entre otros”
Sin embargo, la lista es larga y es necesario postular para ingresar a una residencia, como es el caso de “Rosita Renard” que hoy exhibe lienzos en una clara señal de preocupación, porque cerrará sus puertas en octubre del próximo año. Paradójicamente en octubre se reconoce en todo el mundo el “Día Internacional de las Personas de Edad” (Naciones Unidas)
“Los ancianos Hogar de Cristo quedan sin casa!, cierran 17 hogares en Chile y los sueldos de gerentes suben igual”“El costo de la crisis no la paguen los trabajadores otra vez. Que la crisis esta vez lo paguen los gerentes que es bueno que les toque esta vez. Estrategia social 2023-2025 deja sin trabajo a 54 trabajadores de la Residencia AM Rosita Renard y 63 AM son sacados de su casa de toda una vida”
“¿Cuál será el destino de nuestros adultos mayores?, será la soledad, tristeza, angustia, el miedo, el estrés y sobre todo el abandono…no le quiten su único y último refugio. ¡No lo permitamos compañeros!, y recuerden; el llanto que tú provocas hoy…puede ser el tuyo mañana. Dónde quedó el legado del Padre Hurtado…’dar hasta que duela’”
“Contento Señor contento, ¿está seguro? Padre Hurtado”, rezan los improvisados paños que son mecidos tras el suave polvo que dejan los automóviles al pasar; mensajes que dimensionan, de alguna manera, este drama humano que sobrevive detrás de las paredes.
Mientras tanto, los planes estratégicos del Hogar de Cristo se alejan cada vez más de los ELEAM, reconociendo que tras esta larga pandemia y crisis económica necesitaron al menos 1.200 millones de pesos extras en 2022, un 12% más que en 2021, para seguir beneficiando a más de 34.000 personas acogidas en sus diferentes líneas de acción: infancia vulnerada, educación inicial, inclusión laboral, situación de calle, discapacidad mental, consumo problemático de alcohol y otras drogas, en total 252 programas. Sólo en 2021, en sus programas para adultos mayores se atendió a 3.165 personas en 55 programas, con un 93% de focalización (personas vulneradas en sus derechos fundamentales, situación de pobreza monetaria y multidimensional), promediando los 77 años de edad, 40% hombres y 60% mujeres.
De acuerdo a su reporte anual, el Hogar de Cristo declara que el valor promedio mensual de costo de atención por usuarios residenciales bordea $1.148.000.
Además, explica que, el total de socios a nivel nacional fundaciones llegó a 346.527 personas y 61.223 nuevos socios, 34% de éstos viven en la zona central del país.
Ese mismo ejercicio contable, establece en su distribución de ingresos que el Estado aporta el 35,82% y los privados el 48,32%
En octubre de 2020, en comisión especial, el Senado conoció la situación de los establecimientos de larga estadía que administra el Hogar de Cristo a través del Director Social Nacional, Paulo Egenau, quien expuso “el difícil momento económico de la institución”que los obligó a cerrar 27 programas y desvincular a cientos de trabajadoras y trabajadores, con un déficit expresado en miles de millones de pesos.
Finalmente, la Senadora Carolina Goic, dijo que “solicitarán que se incorpore una glosa especial para hacer frente a la realidad económica del Hogar de Cristo”.
Es de esta manera como llegamos a 2022 y el anuncio de cierre de sus residencias a nivel nacional y que impactará, sin lugar a dudas a las y los residentes de Rosita Renard en San Bernardo.
La decisión de anunciarlo a sus 63 residentes no fue fácil, muchos adultos mayores sufrieron descompensaciones, otros prefirieron verlo de otra manera, preguntando “cuándo dejarían su hogar todos juntos” por una nueva casa.
El hogar posee un alto estándar de atención, con un equipo multidisciplinario que se encarga de acoger, 24 horas al día, todas las necesidades, sean estas materiales, de salud, espirituales o acompañamiento, llegando a una dimensión valórica especializada que traspasa el mero trabajo.
Por eso, no deja de preocupar lo ocurrido en 2020, frente al verdadero rol que juega el Estado, por ejemplo en materia de Derechos Humanos.
En septiembre de 2017, el decreto 162 promulgó la “Convención Interamericana sobre Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores”, expresando su voluntad como República de atender este enfoque, entendido como “el continuo de la vida de la persona, desde el inicio de su existencia hasta la última etapa de su vida, que, condicionada por diversos factores, como el familiar, social, económico, ambiental y/o cultural, configuran su situación vital, siendo el Estado el encargado de desarrollar este enfoque en sus políticas públicas, planes y programas, con especial énfasis en la vejez”.
Asimismo, el tratado internacional resalta que “la persona mayor tiene los mismos derechos humanos y libertades fundamentales que otras personas, y que estos derechos, incluido el de no verse sometida a discriminación fundada en la edad ni a ningún tipo de violencia, dimanan de la dignidad y la igualdad que son inherentes a todo ser humano; reconociendo que la persona, a medida que envejece, debe seguir disfrutando de una vida plena, independiente y autónoma, con salud, seguridad, integración y participación activa en las esferas económica, social, cultural y política de sus sociedades”
En su artículo 2, la Convención sostiene importantes definiciones, que para efectos de este tema, conviene saber, entendiendo por:
“Abandono”: La falta de acción deliberada o no para atender de manera integral las necesidades de una persona mayor que ponga en peligro su vida o su integridad física, psíquica o moral.
“Persona mayor que recibe servicios de cuidado a largo plazo”: Aquella que reside temporal o permanentemente en un establecimiento regulado sea público, privado o mixto, en el que recibe servicios socio-sanitarios integrales de calidad, incluidas las residencias de larga estadía, que brindan estos servicios de atención por tiempo prolongado a la persona mayor, con dependencia moderada o severa que no pueda recibir cuidados en su domicilio.
También, enuncia la importancia de habitar en comunidad a través de una “unidad doméstica u hogar”, ejemplo que aplica para la residencia Rosita Renard que con el paso de los años, todas y todos conforman una gran familia que al momento de separarse, sin lugar a dudas, sufrirán un enorme dolor y con esto un daño emocional que, según este tratado, transgrediría sus derechos humanos: “El grupo de personas que viven en una misma vivienda, comparten las comidas principales y atienden en común las necesidades básicas, sin que sea necesario que existan lazos de parentesco entre ellos” – especifica el documento.
Esto ha llamado la atención de la Cámara y el Senado, es por eso que la Senadora Fabiola Campillai visitó el hogar para recibir las impresiones de sus trabajadores y conocer en persona el día a día de sus adultos mayores. Lo mismo hizo la Diputada Marisela Santibáñez que solicitó en plena sesión legislativa oficiar al Ministerio de Desarrollo Social:
“En nuestra labor territorial, se nos expresó la preocupación de cientos de trabajadores y personas mayores, es un tema muy sensible; usuarios de las residencias del Hogar de Cristo, en particular a las 7 residencias y 10 programas que buscan cerrar entre el 2023 y 2024, dejando en la incertidumbre a 426 trabajadores que quedarían sin su única fuente de ingresos, y traigo la voz de la residencia Rosita Renard de San Bernardo, Estuve con ellos presente y cuesta entender, porque es una labor hecha por el Padre Hurtado, que tiene que ver con recoger a las personas que no tienen ningún recurso, y hoy día están cerrando estos hogares, y a uno se le aprieta el corazón, no sólo por los abuelos y abuelas, sino también por los trabajadores. La residencia en San Bernardo que opera de 1971, dejará de brindar esta atención a contar de octubre de 2023, entregando un servicio de calidad y un compromiso hacia las personas en situación de pobreza; es por eso, señora Presidenta, que solicito se oficie al Ministerio de Desarrollo Social; se informe sobre el plan de trabajo que desde el Ministerio se pretende desarrollar, tras el inminente cierre de 7 residencias y 10 programas que dejará a 426 trabajadores, como recién mencionaba, desempleados; solicitamos se cree una mesa de trabajo, en conjunto con los trabajadores, funcionarios del Hogar de Cristo y los servicios y autoridades pertinentes, para poder implementar un plan que no termine con la función que realizan desde el Hogar de Cristo y sus residencias”– intervino la Diputada
“…lo que sucede es sumamente complejo, demográficamente estamos dentro de los 3 países más envejecidos dentro de Latinoamérica; actualmente las personas mayores sobre los 60 años son el 18% de la población, justamente esto es lo preocupante porque lo estamos viviendo aquí en el Rosita Renard, ya que, dentro de lo que denominamos adultos mayores, la población que más ha crecido es la de 80 años y más. ¿Qué tiene de malo esto? ¡todo!, el problema está en el cómo envejecemos, que es justamente la población que atendemos, ya que, envejece mal, con enfermedades, abandono, vulneración de derechos, los hospitales ni el Estado se hacen cargo de ellos, porque ellos mismos procuran ingresarlos a un ELEAM ya que envejecen patológicamente.
¿Quién se hace cargo de esta población de extrema vulnerabilidad?. No podemos pasar a modelo transitorio cuando el mismo país no está preparado para llegar a la adultez mayor, no estamos “geriatrizados”. Lo que quieren hacer no es malo, en un país preparado, recién estamos terminando de colocar ramplas en las calles…llega a ser irrisorio lo que quieren realizar. El cuidado de una persona mayor con dependencia moderada/leve requiere de un asistente, trato directo, TENS, lavandería, aseo, cocina y equipo socio-sanitario. ¿Cómo esos adultos mayores vivirán de una forma digna?, dignidad que de por sí, al momento de ingresar acá se vela por entregar. Finalmente, ¿quién se hará cargo de la población con la que nadie quiere trabajar?” – profundiza esta carta escrita por el sindicato y que fue entregada a las autoridades.En una entrevista concedida al medio “El Dínamo”, el director del Hogar de Cristo, Juan Cristóbal Romero, enfatizó la necesidad de llevar adelante la estrategia a 2025, en cierta medida por el incremento de gastos de los programas sociales, y la inflación, citando a otros países que llevan la delantera en sistemas de cuidado:
“…es necesario transitar hacia programas más personalizados y preventivos, priorizando modalidades de atención domiciliaria y ambulatoria, para así retardar el ingreso a instituciones residenciales de larga estadía. Sea cual sea la población atendida: jóvenes, mayores, adultos con problemas de salud mental o discapacidad, con consumo problemático de sustancias, personas en situación de calle, la modalidad residencial debiera ser la última opción”– dijo al medio nacional
En la actualidad, el Hogar de Cristo cuenta con tres programas para adultos mayores: el “centro de encuentro especializado”, destinado a adultos mayores en situación de pobreza y exclusión social, que presentan nivel de dependencia leve.
Los “programas de atención domiciliaria especializada”, que atienden a personas mayores en situación de pobreza y exclusión social, que presentan niveles de dependencia moderada y grave cuando cuentan con soportes familiares, y dependientes leves cuando no tienen apoyo familiar, y finalmente las “residencias para adultos mayores” que acogen a personas mayores en situación de pobreza con alto nivel de dependencia y sin redes de apoyo.
La residencia lleva el nombre de una ilustre pianista chilena; Rosita Renard Artigas que debutó profesionalmente en 1909, en el teatro del Conservatorio Nacional, siendo becada por el Presidente Pedro Montt para radicarse en Alemania y perfeccionarse en el prestigioso Stern’sches Konservatorium con el maestro Martin Krause, quien también fue profesor de Claudio Arrau.
En 1928 se casó con el cantante lírico Otto Stern, posteriormente se radicaron en Chile, fue así como Rosita impartió clases hasta 1936 en el Conservatorio Nacional de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Chile.
Su virtuosismo la llevó a recorrer el mundo en largas giras latinoamericanas y también en Estados Unidos, Canadá y México, entre otros países, no obstante el panorama bélico en Europa mermó sus posibilidades como concertista, debiendo anticipar su retiro junto a su esposo, en una parcela bautizada como “Diolufay” en Pirque, con una hermosa vista a la cordillera de Los Andes, cerca del entonces caudaloso río Maipo.
El matrimonio se estableció en Chile, mientras Rosita impartía sus clases, Otto cuidaba esmeradamente la nutrida huerta, el gallinero, la viña y los extensos prados con interminables almendros.
A pesar de esto, Rosita continuó ofreciendo conciertos, como en el emblemático Carnegie Hall, en 1949.
Tres meses después, en mayo de 1949, Rosita falleció, producto de una extraña enfermedad.Así, su legado permanece hasta hoy, gracias al sueño en vida de Rosita que imaginó un hogar para ancianos que podrían vivir en contacto con la naturaleza, en un ambiente protegido y sustentable por la venta de los frutos de la tierra.
“Para la Fundación de Beneficencia del Hogar de Cristo el legado resultó un poco difícil de cumplir, pues no se dedicaban a la explotación agrícola” – testimonia el libro “Rosita Renard, Pianista Chilena”, de Samuel Claro Valdés (Editorial Andrés Bello).
La propiedad fue vendida y con el excedente se compró el terreno en Nos, donde funciona actualmente la residencia Rosita Renard, en funcionamiento desde 1971, y que es parte de la historia y el patrimonio cultural de la comuna de San Bernardo, donde se conserva una antigua capilla, conocida desde antes de los años ’50 por vecinos del fundo.
Esta instalación es muy importante pues se realizan responsos fúnebres a personas mayores que no tienen familia, dándoles dignidad al final de sus vidas.
En la actualidad, Rosita Renard alberga a 63 personas, todas mayores de 60 años y más, en situación de exclusión social, dependientes parciales a severos, que requieren cuidados y protección permanente, y cuyo apoyo familiar y/o social es inapropiado a su situación de dependencia o salud.
Además, es importante considerar su fuerte apego, sentido de identidad y pertenencia con la residencia que para ellos es su hogar y los trabajadores, su familia. Muchos llevan más de 5 y 10 años viviendo aquí y hoy requieren cuidados especializados, más clínicos.
Gracias al apoyo diario e incondicional de todo el equipo, mantienen sus controles y atenciones de salud al día, igualmente fortalecen su condición de funcionalidad, potencian el vínculo con sus familias, realizan sus actividades de confort, higiene y vestuario.
En estas áreas trabaja un gran grupo humano, constituido por la Directora, dos administrativos, un equipo técnico de cinco profesionales; conformado por un Enfermero, un Kinesiólogo, un Terapeuta Ocupacional, una Trabajadora Social y una Técnico Social. Además de 10 TENS y 36 Asistentes, todas certificadas y con una larga data de experiencia en el cuidado de adulto mayor.
A través de un convenio con la Universidad Autónoma, aportan al equipo; un Nutricionista y una Fonoaudióloga, quienes llevan un control nutricional diario, y evalúan la capacidad de deglución de las personas mayores en el proceso de envejecimiento.
Para llevar a cabo el funcionamiento de todas las áreas que entregan servicio en la residencia, también se trabaja en conjunto con un grupo de cuatro empresas externas que conforman los equipos de lavandería, cocina, aseo y seguridad.
El equipo técnico realiza también un compromiso constante con las redes comunitarias; trabajando en conjunto con empresas del sector, colegios, instituciones de educación superior, jardines infantiles y un grupo de voluntarios, que asisten de manera regular.
En noviembre de 2022, la entidad emitió un comunicado que fue publicado después de una nota de prensa en el periódico digital “El Siglo”, recalcando su estrategia social, en respuesta al cierre de sus residencias:“Ningún adulto mayor quedará sin atención ni menos en abandono, y hemos desarrollado un atractivo plan de salida para los trabajadores. Además, durante este período, se abrirán nuevos Programas de Atención Domiciliaria para Adultos Mayores (PADAM), que tendrán una capacidad de atención mucho más efectiva y preventiva en relación a los problemas que aquejan a este segmento de población que crece cada año” – explicaron
Entretanto, Chile se encamina hacia un acelerado proceso de envejecimiento de su población, proyectándose para 2050 un 31%, convirtiéndonos en el segundo país del continente con mayor proporción de población mayor.
Según un estudio del Instituto Nacional de Estadísticas, nuestro país avanza hacia un mayor envejecimiento poblacional, debido a la baja en los niveles de fecundidad, la reducción de mortalidad y mayor esperanza de vida.
“El porcentaje de personas de 60 años y más que vive en Chile, respecto a la población total, ha ido aumentando progresivamente en las últimas décadas, y si bien en 1992 este grupo etario equivalía al 9,5% del total de habitantes del país, en 2022 aumentó al 18,1% y se espera que en 2050 las personas mayores equivalgan al 32,1% de la población” – aseguró el INEEn base a todo esto, caben muchas preguntas; ¿Chile está preparado para este desafío?, ¿el Estado está preparado para mejorar las condiciones de vida de los adultos mayores, entregando atenciones médicas especializadas, protección de derechos y promoción de envejecimiento activo?, considerando el actual modelo económico de desarrollo y un sistema de pensiones que profundiza las inequidades sociales.
Nuestros adultos mayores no pueden seguir esperando, diría San Alberto Hurtado, y agregando “¿Qué haría Cristo si estuviese en mi lugar?”