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Un viaje por el Universo de Mauricio Cárdenas, el pintor de lo infinito

Por: Marcelo Mallea H.

Es Tiempo de Saber: Proyecto financiado por el Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social 2023

Conversar con Mauricio Cárdenas Monroy es, en sencillas palabras, viajar por el Universo.

Su casa se ha convertido en una auténtica galería de arte y sus obras cuelgan por todos los rincones.

Aquí, la geometría abre paisajes en perfecta sincronía con el cosmos, construyendo puentes inenarrables, de otros mundos, sacados de ensueños que perfectamente podrían estar en la carátula de algún disco de Pink Floyd o Jean-Michel Jarre.

Mauricio es Doctor en Comunicación, Licenciado  en  Teoría  e  Historia  del  Arte, de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, Magister en Gestión, Comunicación y Marketing, profesor universitario de  las  asignaturas  de  Comunicación  Social e Interpersonal, autor de textos de estudio; “Prospectiva, clave del Desarrollo Sustentable” y “Visión prospectiva para una nueva Constitución” y artista visual, autor de “Geósfera”, serie de pinturas poligonales cuyo  formato  no  es  rectangular  ni  cuadriculado  (como  lo  es  en  la  tradición  pictórica)  sino  que  se  compone  de  áreas  geométricas  o  polígonos que refieren a un nuevo y mayor polígono: la esfera de la Tierra y  de  la  Geometría.

“Desde 1977 a 1982, estudié arte en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile. En esos años comencé a pulir mi técnica en el dibujo, en la pintura, en la gradación de colores, y en particular en el área que me cautiva, que me encanta; el espacio, la espacialidad. Desconozco la razón de fondo, por qué siempre me he sentido atraído hacia la espacialidad, pero la verdad es así, la siento, me amplía.

Ahora que anduvimos fuera de Santiago, en la cuarta región…esos espacios inmensos me cautivan, y eso tal vez simboliza la libertad o la aspiración a la libertad, y aparece por lo tanto habitualmente a través de perspectivas, de conjugaciones, de volúmenes, de formas que juegan entre sí, que se están relacionando, porque en el fondo, la vida misma es así; es comunicación en todos los órdenes, no sólo en la especie humana, sino que en los animales, en las aves, los peces, etcétera, y ese espacio es el escenario y a la vez simboliza también el tiempo, porque tiene tiempo, y como que genera tiempo, entonces se puede comunicar desde esa esfera con nuestro “Ser”, con el “ser”, y por eso a veces nos despega un poco de este mundo, de esta tierra y nos puede llevar a lo mejor a otras esferas, al menos en el pensamiento, y eso traducido en el arte” – argumenta

  • Mauricio, ¿por qué la pintura y no la escultura? ¿cómo ha ido variando la temática hasta la actualidad? – le pregunto

“…tuve algunos semestres de esculturas, hice esculturas, pero me atrae más la pintura porque tal vez sea la rapidez y la gama de colores, de tonalidades, de luz y sombra que se puedes lograr, que evidentemente en la escultura no se puede hacer. La escultura es monocroma, o bien tiene el color del material puro en sí, también está la preferencia por el color y el espacio, los colores también son expresión de vida, de minerales a veces, de determinados vegetales, en fin, que forman la flora y fauna, también por eso elegí la pintura.

¿Cómo han ido madurando estas temáticas?, me atrevería a decir que pasé por una etapa de expansión, que puede ser típica de un momento dado, y a llegar a querer expresarlo todo, absolutamente todo en la pintura, y después llegué a la síntesis, de las cuales son resultados estas últimas obras en las cuales la composición puede ser sencilla, pero el trabajo, la elaboración, la espacialidad es la que le da el carácter” – asevera

Mauricio se expresa en soportes no tradicionales y de grandes dimensiones (promediando los dos metros de largo para cada pintura), enlazando objetos infinitos, creaciones arquitectónicas que como alquimia parecen flotar desde las paredes.

  • ¿Por qué trabajas tus obras en grandes dimensiones?

“Se debe principalmente al impacto que he sentido siempre que he observado el Universo y he visto esa potencia y esa enorme cantidad de estrellas.

Nuestra realidad de fondo es el Universo. A veces nos olvidamos de eso, apegados en esta realidad, aquí, terrena, muy cotidiana y necesaria también de nosotros, pero nos olvidamos que somos como una partícula de algo inmenso que funciona, que es como un engranaje…en fin, entonces nos hace trascender con la mirada, con el pensamiento, a eso nos invita siempre e insisto, siempre lo repito, ése es el trasfondo de nuestra realidad”

Su “Estación Hiperbórea”, cubre casi toda el área de pared del living. Siento que estoy mirando a través de una estación espacial, al mejor estilo de Ray Bradbury, sintiéndome colonizador de Marte: “En una remota región de los polos,  una cúpula de vidrio blindado  aísla y protege  un proceso de Terraformación donde se genera un  ecosistema.

Ingreso a través de túneles que parten desde las edificaciones exteriores a la cúpula. Igualmente su salida.

Según la leyenda, en esos  hielos  polares habita una civilización  avanzada  llamada  Hiperbórea, a la que se accede tanto por el Polo Ártico como Antártico.

En el Norte, más allá  del Dios Bóreas,  de  donde  viene Apolo, cada 19 años a inspirar a poetas, músicos y artistas” – explica la obra

  • ¿Cómo conjugas lo plástico y lo geométrico?

“Tal vez sea por una búsqueda filosófica también, y en cierta forma científica por otro lado, que precisamente como estábamos hablando del Universo; prácticamente todas las formas del Universo, las  formas unitarias, los planetas, los satélites, las estrellas, remiten a una forma geométrica, habitualmente a la esfera que es una forma perfecta, autosustentable que tiene 360 grados, tiene un centro que la sustenta, por lo tanto es una forma representativa de la vida del Universo…esos son los seres del Universo; esos planetas, esas estrellas que se auto-sustentan y que viven enormes cantidades de tiempo, donde también nosotros somos apenas “un segundo” comparados con el tiempo que tienen las galaxias, el Universo en sí”

  • El arte es “espiritual”, ¿coincides con esa visión?

“Todo lo espiritual, tarde o temprano llega a un orden, y ese orden se traduce en armonía, en este caso estamos hablando de las armonías, de las formas, de los volúmenes, del equilibrio entre las esferas…esa armonía en el arte además. La descubrió, la expuso, la estudió Johann Sebastian Bach hasta llegar a establecer las leyes de la armonía, de la música que son irrebatibles hasta el día de hoy, por una serie de razones; ahí nos encontramos con esta armonía de la esferas y al final de alguna u otra forma remitimos a Pitágoras, que era músico, astrónomo, filósofo, geómetra…es porque todo tiene un común denominador que unifica y mantiene el equilibrio y el sustento de todo ese sistema, por eso también está la geometría, nosotros de hecho, vivimos sobre un gran equilibrio geométrico, además ecológico” – explica

Pienso en lo difícil que es para un artista desprenderse de sus obras, especialmente cuando éstas tienen mucha dedicación y trabajo, sin embargo Mauricio Cárdenas ha logrado vender y exponer desde mediados de los ’80 en el Goethe Institut, Planetario de la Universidad de Santiago de Chile, Museo Nacional de Historia Natural, la Cámara de Comercio de Santiago e Instituto Cultural de Providencia, entre otros espacios.

  • ¿Y tu acercamiento a la música, cómo ha sido?

“Todo lo que he hecho, lo que he producido hasta ahora, lo que he buscado, está ambientado en el espacio cósmico; a veces puede ser el espacio terrestre, un campo, un río, pero siempre tiene ese trasfondo; el espacio. Es como recordándome o recordándonos que podemos ser libres, que podemos ser casi una partícula de oxígeno, y a lo mejor eso somos en definitiva, según como muchos dicen respecto del alma; entonces, en la música hago lo mismo, interpreto lo mismo, y esto se enriqueció porque comencé experimentando en el piano, después en teclados electrónicos”

Me confiesa que la génesis de sus obras, en muchas ocasiones nacen de lo cotidiano; caminando en la calle, conduciendo mientras espera en un taco, o en cualquier lugar. La clave es la observación, ésta le permite compenetrarse con figuras que asoman en su mente. Rápidamente llega a trazarlas en un croquis, interpretándolas estéticamente, simbólicamente.

“…he experimentado con trazos libres, figuras, a veces, como jugando. Pasé también por una etapa en que recortaba figuras geométricas en papeles de colores y que en un momento descubrí que incluso tirándolas al azar, algunas de ellas se producía una composición imprevista, por lo tanto es algo infinito. Tampoco es una propiedad mía, en lo absoluto, sino que es algo que está ahí, a nuestro alcance y que a veces llega, a veces lo buscamos, lo desarrollamos, y después viene el trabajo propiamente tal, de realizar la obra, y esa es la parte larga y minuciosa; es que es exigente, es casi como que fuera un ser vivo que dijera ‘no…mira, esta tonalidad es muy fuerte o muy oscura, cámbiala’, como que la luz, la forma piden una cierta coloración, una cierta presencia.

Creo que en la música pasa lo mismo, el propio instrumento, la propia música dice ‘¡no, no, no!’, o bien ‘ahora sí’, casi como si fueran seres existentes en sí, y es porque tienen ya una historia, todo un desarrollo que no podemos desconocer; todo lo contrario, respetar profundamente, lo que no impide experimentar”  – piensa

  • ¿Se deben terminar las obras? ¿Estás, cuándo se terminan?

“Como nos enseñó claramente un gran maestro en la escuela de Bellas Artes, el maestro Adolfo Couve; jamás se debe dejar una pintura o un trabajo artístico como un proceso abierto, hay que cerrarlo en un momento dado. A veces nos decía, Paul Cézanne se demoraba 4 ó 5 años y de ahí lo cerraba…pero lo cerraba, o si la obra llega un momento dado en que nos está desgastando o no nos conduce a nada, a lo mejor, efectivamente es mejor destruirla, eliminarla análogamente, como tantas veces se ha visto en las películas, incluso que los escritores, en un momento dado, toman las hojas de papel y las rompen, las tiran al basurero porque siguen trabajando en su libro, en este caso”

  • ¿Apretando el botón de la Inteligencia Artificial, se logra una autoría artística?

“Potencial peligro, en una parte, y una potencial oportunidad por otra, es como todo lo humano; se bifurca entre bien y mal, entre lo que es benéfico y lo que es dañino.

Resumiendo, hoy día estamos en la Inteligencia Artificial N° 2 que surgió hace poco y que está apoyada y realizada a través de la computación cuántica que trabaja con partículas subatómicas, con capacidades que el propio ser humano no sabe todavía cómo controlar; por eso pararon precisamente el proceso.

Ahora, esa Inteligencia Artificial está respaldada en todo lo viviente y en toda la información; tiene un respaldo  bastante grande en el estudio neurocientífico del cerebro humano, entonces tiene las más grandes capacidades que hemos tenido con alguna herramienta o instrumento, y por otro lado también es altísimamente peligrosa.

La Inteligencia Artificial es un instrumento enorme, más grande de lo que el ser humano puede manejar, y eso está reconocido por los propios expertos y los creadores, entonces la pregunta: ‘¿reemplazará el arte?’. Ya he visto muchísimos trabajos de arte que han hecho, muchos; retratos en menos de un minuto, hiperrealistas casi, pero me atrevería a decir que por una razón misteriosa, le falta ‘ese algo’ que transmite siempre el ser humano, el alma, el espíritu, el trasfondo, el significado profundo, como queramos llamarlo, le falta la expresividad, y en esa dirección no me preocuparía, en el caso del arte, es más, publicaron una nómina de profesiones que la Inteligencia Artificial no va a poder reemplazar, y la número uno es…profesor o profesora. Eso me alegra, porque la educación no puede ser mecánica, ¡no!, no puede ser así”

No quería terminar la conversación, pero la noche llegó de improviso.

Al salir de su casa levanté la cabeza, miré las estrellas.

Pensé en sus palabras y exclamé…”tienes razón, mucha razón, somos apenas un punto en el infinito”

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