Es definitivo. La agenda de todos los municipios está copada por el tema de la delincuencia, especialmente en nuestra comuna donde el nivel de inseguridad (no sólo de percepción), se elevó a cifras preocupantes, nunca antes vistas.
Es por eso que el gobierno, las policías y el municipio se encuentran buscando soluciones a corto plazo, para (al menos) responder a medidas más urgentes, como la falta de Carabineros, de planes y programas preventivos y de denuncia efectiva, algo que se repite desde siempre y que no ha rendido cuentas alegres.
Mientras tanto se suceden portonazos, robos a mano armada, asaltos en la vía pública, sin contar los serios problemas y consecuencias del narcotráfico, los ajustes de cuentas, rencillas, balaceras que forman parte del paisaje pues no es un fenómeno nuevo.
Por si fuera poco, la Contraloría emitió un dictamen ordenando el retiro, dentro de un plazo, de todos los portones de la comuna, instalados para resguardo vecinal y que hoy, según opinión de los propios afectados, es una medida de seguridad efectiva que vino desde las propias comunidades y no desde el gobierno, en el combate a la delincuencia; por lo tanto el nivel de inseguridad, seguramente aumentará, junto con el temor y la frustración ante esta orden que tiene su propia ley que duerme en el Congreso Nacional, al menos para regular la instalación de estas barreras, que hoy son importantes para el control y la ocurrencia de delitos o amenazas.
Es lamentable que las familias tengan que protegerse de esta manera, pero es la primera línea de “defensa”, por nombrarlo así, más allá de lo observado, con casas totalmente “blindadas” con rejas, protecciones, muros, perímetros electrificados, video porteros, cámaras de seguridad, alarmas comunitarias, barreras de humo, porteros, y un sinfín de otros productos.
Algo sucede en nuestro país, no es normal que las familias vean cómo la delincuencia se toma las calles, sin mediar justicia de por medio, con la conocida “puerta giratoria” que garantiza la perpetuación de nuevos delitos, cada vez más violentos y que ha cobrado numerosas víctimas fatales cada año, sin contar las graves secuelas sicológicas que deja la delincuencia, pues el Estado no se ha hecho cargo de éste y de otros temas importantes.
Si es cuestión de estrategia, de recursos, de gobernanza, de inteligencia, o simplemente de capacidad, lo cierto es que se requieren acciones más que declaraciones y ponerse del lado de los vecinos.
Es de esperar que las mesas de trabajo de la Subsecretaría de Prevención del Delito, el Gobierno Regional, las policías, la Fiscalía, la Empresa de Ferrocarriles del Estado y el municipio estén a la altura de este desafío y sepan trabajar junto a la comunidad, tal vez descentralizando las acciones.
Por ejemplo, las pasarelas construidas por EFE se encuentran totalmente vandalizadas, los ascensores no funcionan, son foco de asaltos, de refugio de criminales, sin luminarias. Es una vía que segrega más aun a los barrios, se encuentran fuera de toda norma urbanística y lo más importante…a escala humana.
Lamentablemente, el fuego cruzado ha causado víctimas fatales, como es el caso de Bastian Pino Flores, de 15 años, cuya vida fue arrebatada por bandas criminales.
Su familia clama por justicia.
Los anuncios en materia de seguridad continúan.
Hoy, San Bernardo, la ciudad del bicentenario, se parece más a un campo minado que a un lugar seguro para vivir.*Imagen: Municipalidad de San Bernardo