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El día que nuestras locomotoras se hicieron humo (parte 2)

Por: Marcelo Mallea H.-

La locomotora 248 de la flota de Ferrocarriles de Estado y construida en los Estados Unidos por la empresa Rogers en 1896 del Tipo 38 descansa en los jardines del hotel Las Acacias de Vitacura, ubicado en calle El Manantial.

Cuesta imaginar cómo este patrimonio ferroviario no se encuentra en un museo, y la pregunta es…¿por qué no fue protegido?.

Peor es el caso de la placa de bronce de 92 x 64 centímetros, declarada junto a todo el conjunto arquitectónico de la Maestranza, monumento histórico nacional, desaparecida desde las oficinas de la Dirección General de Ferrocarriles en Morandé 115.

De su relieve leíamos el siguiente texto: “Maestranza Central de los FFCC del E. Se inició la construcción en el año 1916, siendo Director General don Alejandro Guzmán S., Jefe del Departamento de Tracción y Maestranza don Julio Santa María S.M., e Ingeniero Jefe de la construcción don Rafael Edwards S.

Se empezó la explotación el año 1920 con don José Aldea S. como Ingeniero Jefe”.

Los avances de la investigación para aclarar el robo y del sumario interno no han rendido frutos.

Y, cuesta creer que en una ciudad ligada íntimamente a la actividad ferroviaria como lo es San Bernardo, no se haya puesto a resguardo un tesoro de orden nacional, producto de malas decisiones tomadas a nivel gubernamental, mediando la depreciación industrial, comercial y cultural de una actividad que en sus mejores tiempos movió la economía del país.

En el Museo de Trenes del parque de la Quinta Normal, dependiente de la Corporación Privada para la Divulgación de la Ciencia y la Tecnología (Corpdicyt), se albergan 16 locomotoras, 4 coches de pasajeros y 2 vagones, en su mayoría trasladadas desde la Maestranza de San Bernardo, tras un convenio suscrito entre la Municipalidad de Santiago y la Empresa de Ferrocarriles del Estado a finales de los años 80.

El altísimo costo de mantención bien valdría la pena analizar, tratándose de la colección más importante de Sudamérica, hablamos de una locomotora tipo Rogers de 1893, la 3087 tipo R de 1901, también la 631 Tipo 57 de 1913 y muchas otras más, todas declaradas monumentos nacionales.

Si viajamos más al sur, descubriremos que en la ciudad de Castro (Chiloé), permanece una locomotora Henschel 5057 tipo B con las siglas M.S.B. (Maestranza San Bernardo), que recorrió el servicio desde Ancud. Lamentablemente, el año 2014, un automovilista de 88 años chocó contra esta locomotora y en menos de 15 segundos la derribó completamente, sacándola de su base.

(Foto: La Estrella de Chiloé)

Y, en Temuco, se conserva en el Museo de Trenes, un “Caballito de Agua” de 1921, utilizado para cargar con agua el tender de las locomotoras a través de un brazo giratorio.

También, si me refiero a otros importantes testimonios relacionados con la historia ferroviaria sanbernardina, primero debo preguntar: ¿dónde está el monolito que recuerda a las 38 víctimas del accidente en la Estación el año 1955?, ¿cuál es el estado actual de la Estación de Ferrocarriles de San Bernardo, monumento nacional?.

Son respuestas que quedarán grabadas en la frágil memoria de las políticas públicas y el porqué de este zigzagueante desmantelamiento que no supo heredarnos ni siquiera un “perno” original de esos talleres, o, al menos dejó aposadas dos valiosas ruedas de metal fabricadas en 1931 (una de ellas fue vandalizada), y que podemos apreciarlas en el parque central de villa Maestranza.

¿Premio de consuelo?.

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