Por: Marcelo Mallea H.
Conversamos con don Fernando González del Riego, autor del libro “Donde Triunfó el Sentido Humanitario”, depósito de prisioneros durante la Guerra del Pacífico en San Bernardo, un sorprendente trabajo de investigación, tal como lo indica en su libro: “Como peruano que ha hecho casi todos sus estudios, vida profesional y familiar en Chile, sin nunca perder sus nexos ni contacto físico con el Perú, siempre sentí mucha pena viendo tanto desencuentro, tanto recelo, tanto resentimiento entre los dos países que tanto amo. Parece que nos hubiésemos quedado pegados en 1883, año en que terminó la guerra fratricida de 1879. El pasado nos ha formado, por medio de libros oficiales llenos de prejuicios, generando sentimientos que en nada cooperan a una buena armonía. Bien lo dice el profesor Sergio Villalobos cuando nos advierte: Los pueblos se nutren de verdades consagradas y no desean ser molestados por revisiones críticas, que obligan a sacudir la mente adormecida”.
Porque es el único lugar de Chile que ha dado pruebas documentadas de respeto y humanidad con quienes piensan o actúan en forma diferente.
Lo especial de San Bernardo es que estas virtudes no fueron hechos aislados que siempre ocurren, por ser innatas en la humanidad, sino que fueron realizadas por la comunidad toda, es decir por sus autoridades y vecinos.
Lo maravilloso de esta situación, que hace destacar a Chile a nivel mundial, es que este sentido humanitario fue demostrado en plena Guerra y con soldados enemigos prisioneros. En San Bernardo éstos fueron hospedados en casas de familias Sanbernardinas, con libertad de pasear por la ciudad y compartir con la comunidad que los acogió.
En todas las guerras, con la excepción de la Guerra del Pacífico, los depósitos de prisioneros son campos de concentración donde los prisioneros son mantenidos en condiciones inhumanas, muriendo altos porcentajes de ellos mientras están cautivos.
Para responder esta pregunta digamos que el Perú fue el primer país beligerante en demostrar su sentido humano con los primeros prisioneros de la Guerra del Pacífico, es decir con los sobrevivientes de la Esmeralda.
Ante la actitud humanitaria del Perú, es muy probable que, Chile quiso superarlo también en este campo y tratar a sus prisioneros “… con exquisita atención, para que se sepa en todas partes que podemos ser tan generosos en el hogar como altivos en la pelea”, tal como le escribió don Domingo Santa María a José Victorino Lastarria.
Santa María encargó implementar esta política humanitaria de prisioneros al coronel Bustamante, personaje muy distinguido social y militarmente y entonces edecán del Congreso.
San Bernardo presentaba la ventaja de estar unida a la Capital por ferrocarril, contando con viviendas y con tropas suficientes para proteger la seguridad de los prisioneros, ante la posibilidad de que los ciudadanos se convirtieran en una turba insubordinada.
No menor era el hecho que el fundador de San Bernardo, don Domingo Eyzaguirre Arechavala, hubiese sido un Santo varón, pudo trasmitir y arraigar en la villa los valores de humanidad, dignidad y protección al desvalido.
¿Qué lo motivó a escribir el libro?
Cuando, por casualidad, me encontré con este ejemplo de humanidad y tolerancia, tan desconocido y nada difundido, no pude dejar de investigarlo y finalmente escribir el libro
Me pareció una obligación moral, trasmitirlo a todas las personas, pues todos necesitamos recordar que el “otro”, aunque no piense como “yo”, es un ser humano y le debemos respeto y dignidad.
Usted nació en la República del Perú y estudió en el Colegio Militar Leoncio Prado, “Pradito”, y sabemos que estuvo en San Bernardo, ¿tiene antecedentes de su estadía?
Efectivamente, aunque he vivido y hecho toda mi vida prácticamente en Chile, estudié en el emblemático Colegio Militar Leoncio Prado que lleva el nombre del coronel Leoncio Prado uno de los mayores héroes peruanos, hijo del entonces presidente del Perú, que estuvo casi dos años preso en San Bernardo.
¿Cuál es la enseñanza de Leoncio Prado a las generaciones actuales y futuras?
Su gran amor por América en general y que aunque las circunstancias de la vida nos lleven a enfrentarnos nunca debemos dejar que el odio manche nuestras acciones y nos haga odiar al contrario.
El mejor ejemplo de su calidad humana lo dio al momento de ser fusilado luego de la batalla de Huamachuco, cuando en su lecho de herido luego de escribir una carta a su padre dio un abrazo al teniente a cargo del pelotón y le manifestó su amistad.
Usted se declara como un hombre de paz, en ese contexto, ¿son más las cosas que nos acercan que las que nos alejan?
Siempre los hombres tenemos más cosas que nos unen que las que nos alejan, tal vez el Perú y Chile sean los países más hermanos que existan, desgraciadamente todos sabemos que las peleas entre hermanos son las más difíciles de superar y si a eso le agrega que hay intereses, tanto internos y externos, en evitar nuestro entendimiento, se presenta mucho más difícil reconciliarnos, sin embargo las personas de buena voluntad no deben dejar de aportar su granito de arena.
¿Debería difundirse y conocerse más su libro en la ciudad de San Bernardo?, ¿particularmente entre la gente joven?
Me parece indispensable, y de toda justicia que el tema se conozca, ya que San Bernardo posee lo que ningún otro lugar posee, la humanidad demostrada. Tal vez ésta sea la única característica que tiene San Bernardo que la distingue y la hace única. Por lo tanto debería sentirse orgullosa y hacer notar que San Bernardo es especial y que acá triunfó el sentido humanitario.
Por supuesto que debe difundirse el hecho, este sentido humanitario. Las personas necesitamos que nos recuerden nuestra humanidad, no solo en San Bernardo sino en Chile entero.
¿Cómo fue la experiencia de escribir el libro?, teniendo en cuenta que su rubro es opuesto a la literatura, ¿cómo fue armando las hebras de investigación?
Bueno, si bien es cierto que mi profesión es ingeniero civil industrial eso, no quiere decir que sea opuesto a la literatura (risa). La experiencia de escribir las conclusiones de mi investigación histórica fue muy enriquecedora e interesante, lo tomé como un informe, de los que he hecho siempre. Es decir que fuera corto, preciso y conciso; que trasmitiera lo importante y que fuera fácil de leer … eso fue lo que intenté, al menos.
Dónde podemos leer el libro y conocer más sobre esta historia
La publicación de la primera edición del libro fue financiada por la Fundación San Carlos de Maipo, con el fin de entregarlos, sin costo, en bibliotecas públicas y a los asistentes al seminario llamado “la sorprendente estadía de los prisioneros de guerra en San Bernardo”, evento de altísimo nivel académico y muy numerosa asistencia.
El libro “Donde triunfó el sentido humanitario” se puede bajar gratuitamente, además, del sitio web de Memoria Chilena.